
Sostenibilidad empresarial: áreas clave en las que enfocarse en 2025
La sostenibilidad empresarial se ha afianzado en la cultura corporativa de las organizaciones modernas. Sin embargo, el enfoque que deben adoptar cambia en función de nuevas y diversas exigencias regulatorias. Estas incluyen la obligatoriedad de presentación de informes ESG, el incremento en el consumo de energías renovables y la consolidación de la economía circular como elemento esencial en el mundo corporativo.
La sostenibilidad empresarial, por otra parte, también marca la agenda política de los países. Muchos líderes tienen entre sus prioridades ajustar leyes, crear incentivos y tomar acciones efectivas para promover la sostenibilidad en el entorno corporativo.
Por todo ello, 2025 será el año en el que se afianzarán las iniciativas de sostenibilidad en el ámbito empresarial. Las empresas que no alineen sus estrategias comerciales con sus esfuerzos ESG dejarán de ser competitivas, limitarán sus opciones financieras y restringirán el acceso a los mercados más atractivos.
Áreas clave en las que se enfoca la sostenibilidad empresarial en 2025
La racionalización de los recursos es un factor determinante en la construcción de estrategias eficaces de sostenibilidad empresarial. La clave para lograrlo será la definición de las áreas que definen el rumbo del desempeño ESG en 2025. Cuatro áreas requerirán mayor atención en este año:
1. Aumento del alcance de las obligaciones de divulgación de informes de sostenibilidad
2025 marca el inicio de la presentación de informes de sostenibilidad obligatorios para un importante número de empresas en la Unión Europea. Por otra parte, asegurar una economía global sostenible y justa es el propósito de la Directiva CSDDD, que introduce un elemento que llevará el alcance de la obligación de presentar informes ESG a otros continentes: la debida diligencia.
Otros países y regiones también trabajan en la promulgación de regulaciones propias en 2025: Canadá trabajará para cumplir con lo dispuesto por la Junta Canadiense de Normas de Sostenibilidad, mientras que el legislativo impulsa el proyecto C-59 para reducir los casos de Greenwashing. Mientras, Asia muestra un desarrollo notable con la creación de la Región APAC, que integra los esfuerzos de Japón, Singapur, Corea del Sur, Pakistán, Tailandia y Taiwán.
La sostenibilidad empresarial es, en 2025, un asunto de interés mundial. La globalización de las cadenas de suministro lleva las obligaciones de cumplimiento a otro nivel. Quien no cumpla tendrá que aceptar que su negocio no superará los límites de la región en la que opera.
2. Crecimiento de la inversión en sostenibilidad
Los recursos de inversión o de crédito, que hasta ahora se canalizaban en una media de 70% hacia organizaciones que mostraban indicadores satisfactorios de sostenibilidad empresarial, ahora lo harán en una media que alcanzará o superará el 90 %. Inversores y consumidores prefieren a las empresas que generan un impacto social y ambiental positivo. Por supuesto, enmarcadas en la ética y la transparencia.
Es un asunto de sentido común. Los consumidores están dispuestos a pagar más por productos obtenidos observando criterios ESG. Por supuesto, estas empresas serán más rentables y proclives al crecimiento. Es lo que, al final, busca un inversionista.
3. Protagonismo de la biodiversidad
El cambio climático tiene un impacto severo sobre la biodiversidad. Por ello, foros internacionales como la COP de Biodiversidad incrementan las solicitudes de recursos de los estados y el sector privado para detener la desaparición de especies ocasionada por fenómenos como incendios forestales, huracanes, ciclones, inundaciones, etc.
La sostenibilidad empresarial necesita enfocarse en acciones que promuevan la protección o restauración de la biodiversidad, más allá de que exista o no responsabilidad por parte de las empresas. Es un objetivo que demandará la unión de los estados, de las empresas y de las comunidades.
Se espera que COP Roma 2025 obtenga un importante incremento en los compromisos financieros de los gobiernos y de las corporaciones que mayor impacto causan al medio ambiente. La meta es cumplir con los objetivos que se evaluarán en Montreal en 2030 y 2050.
4. Necesidad de medir y controlar las emisiones de alcance 3
Las emisiones de alcance 3 son las que no puede controlar la organización de forma directa porque se producen en algún punto de su cadena de valor. Este tipo de emisiones de gases de efecto invernadero superan el 75 % de la huella de carbono de las grandes empresas.
Medir las emisiones de alcance 3 implica desafíos como la dificultad para exigir la recopilación de los datos, la ausencia de transparencia y trazabilidad cuando una empresa decide entregar la información, la demora en la entrega de la información o las deficiencias tecnológicas en las empresas que deben informar. CSRD y CSDDD, no obstante, son dos directivas que hacen que los informes dejen de ser una opción para convertirse en una obligación, incluso más allá de las fronteras de la UE.
Así, organizaciones de todos los tamaños tendrán que pensar en asignar recursos y tecnología para proveer la información que requieren sus socios en la cadena de valor y entrar así en el círculo de la sostenibilidad empresarial.
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